Pan del bueno
Son las 4 am, los jornaleros se despiertan y se van preparando para el turno, a su vez, los hábiles arrieros montan sus cargas en las mulas las cuales bajarán de la zona de Cali – Buenaventura.
Seguidamente en la Hacienda conocida como “el Bono”, eje central de las rutas mercantiles de la época, se va preparando y tejiendo día a día, madrugada tras madrugada, uno de los sonantes y exquisitos manjares gastronómicos los cuales a través de la historia ha nutrido y sostenido a miles de personas colombianas y negocios del país, “El Pandebono” o “pan del Bueno”.
Cuenta la historia que en la hacienda la señora Genoveva, la comadrona cocinera de la hacienda el bono, quien buscando darle más valor nutritivo al pan tradicional, agregó almidón de yuca, luego maíz y queso. Seguidamente, un italiano que parece ser panadero, salía a las calles y caminos los cuales transitaban los arrieros y personas del sector, que llamados por los exquisitos aromas que exhalaba aquel pan recién horneado les vendía con su dialecto romántico y muy europeo, el Pan del Bono o pan del bueno, de esta forma engalanaba dicho alimento a base de maíz yuca y queso para todos sus comensales, así es que en honor a su nombre la hacienda el bono ofrece a Colombia el gran reconocido y afamado “Pandebono.”
El Pandebono lo llamaban y pronto se extendió su fama por toda la región, logrando generar una tradición, que con los años fue afianzándose por los miles de panaderos, los cuales todos los días en la madrugada se despiertan con esmero para tener en nuestra mesa tan preciado alimento para los desayunos, meriendas y algos.
Sin duda esta ardua labor fue tejiéndose artesanalmente hasta el Pandebono ubicarse entre los cinco mejores panes del mundo, honor que a la región valluna le merece.